La víspera del Ramadán, el ejército israelí volvió a bombardear la franja de Gaza con saldo de decenas de muertos, en medio de una fuerte movilización internacional para enviar ayuda humanitaria a la población del enclave que se encuentra al borde de la hambruna.

En la Jerusalén ocupada, el ejército israelí impidió a los palestinos entrar en la mezquita de Al Aqsa para rezar, a pesar de que hoy es el primer día del Ramadán, mientras en Gaza realizaron los ritos en espacios habilitados entre las ruinas, en la oscuridad, luego de que los bombardeos destruyeron más de mil mezquitas desde que comenzó la guerra, el 7 de octubre pasado.

La devastación se exiende a un millón de metros cuadrados de carreteras a lo largo de la franja, denunció Asem Nabeh, miembro del comité de emergencia del municipio de Gaza, a la televisora catarí Al Jazeera. Los municipios necesitan maquinaria, equipo pesado y combustible, agregó Nabeh, al tiempo que señaló otro problema: la ciudad acumuló 70 mil toneladas de basura.

Por otra parte, el funcionario comentó que si bien la ayuda alimentaria que llegó es importante, no satisface las necesidades de los ciudadanos y agregó que las reservas de agua subterránea en la franja también están en peligro. La proporción per cápita de agua en el municipio de Gaza es ahora de dos litros por día, afirmó.

Una joven de 20 años falleció por desnutrición y falta de agua en el hospital Al Shifa. Tenía una enfermedad crónica y necesitaba frutas, verduras y carne, indicó un familiar.

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