En la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la última del sexenio, y cuando por primera vez una mujer tiene altas posibilidad de ocupar la Presidencia, se declararon escépticas. No confiamos en las candidaturas ni en las que representan a la derecha extrema y a la oligarquía, pero tampoco en los proyectos barnizados de transformación que mantienen viejas estructuras políticas, militares y financieras, advirtieron.

A diferencia de otros años, las protagonistas no fueron quienes realizan destrozos y pintas en el mobiliario urbano, sino aquellas que exigieron justicia, igualdad, oportunidades y respecto a sus derechos.

Hubo baja presencia de mujeres policías, quienes portaron una flor amarilla y un moño naranja prendidos a su uniforme en señal de solidaridad con el movimiento. Incluso, se vivieron instantes de sororidad entre las activistas y las uniformadas, a quienes dieron dulces y flores.

Las vallas metálicas que fueron colocadas para la protección de edificios, oficinas y comercios se convirtieron en tendederos de denuncias de violadores, deudores alimentarios, acosadores sexuales y pedófilos, de quienes se colocaron cientos de fotos con su identidad a modo de denuncia.

En sus reivindicaciones políticas, advirtieron que serán las aguafiestas de su celebración electorera y rechazaron que el movimiento y sus demandas sean usados como trampolín. Afirmaron que continuarán denunciando a cualquier administración y partido que no garantice el pleno ejercicio de los derechos femeninos. “Nosotras no somos de derecha, no somos conservadoras y tampoco criminales.

Sabemos por experiencia que aún con los cargos ocupados por mujeres no hay garantía de avanzar en materia de justicia para nosotras. Nos situamos fuera de la lógica partidista, de sus formas políticas inventadas por el patriarcado, apostamos por la organización y movilización social.

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