En el piso, un calendario mesoamericano colapsó y el presente y el futuro no están sincronizados; de la vigas del techo cuelgan telares hechos por tejedoras del Estado de Chiapas, representaciones del genoma humano; también hay muñecas que suben y bajan a motor, 43 como los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en septiembre de 2014.
El pabellón de México en la 59º Bienal de Venecia, la gran cita internacional del arte contemporáneo, es una intervención colectiva porque así lo determinaron la Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura en la convocatoria.
Es la octava vez consecutiva que México participa en el evento que se celebra cada dos años, y que en 2022 vuelve a la presencialidad tras el parón de la pandemia. Además del pabellón nacional, en la exposición central, titulada Il latte dei sogni (La leche de los sueños), en referencia al libro de Leonora Carrington, participan los artistas mexicanos Felipe Baeza y Roberto Gil de Montes.
El pabellón ‘Hasta que los cantos broten’ presenta a partir del 23 de abril las obras de cuatro artistas que proponen imaginar otros futuros por fuera del capitalismo.