Más cara la entrada / Máscara encontrada
Por: Aarón Quiñones
Recientemente los restos consumidos por la fauna del pequeño cuerpo de un bebé de días de nacido, fueron encontrados en un paraje cercano a San José del Tizonazo en Indé, Durango. Dias después las autoridades pudieron concluir que fue una adolescente de 17 años la madre del niño y que presentaba evidencias de un posible homicidio. Luego unos días después en Nombre de Dios se dio un caso de violencia en contra de un bebé que también murió asesinado. Que nos esta pasando.
En el primer caso lo que llamó poderosamente la atención y despertó el morbo entre los asiduos consumidores de medios de comunicación, fueron las desgarradoras imágenes que algunos medios de manera irresponsable filtraron a distintos portales. El ver el cuerpo de un infante prácticamente desecho y parcialmente consumido es sin duda una escena del infierno, para algunos fue motivo de conversación durante el desayuno o la comida.
Como pudo darse este hecho, los primeros indicios señalan un posible acto de negligencia por parte de la madre. Nadie esta diciendo que se trató de un homicidio doloso en donde una joven por su propia voluntad le pegó en la cabeza al niño para matarlo, no, pero seguramente sufrió una caída que finalmente le costo la vida, pero el miedo y la ignorancia la obligaron a tomar la decisión de arrojar sus restos al despoblado y huir esperando que nadie notara que su bebé que ya había nacido y respiraba ya no estaba.
El segundo caso según lo dado a conocer por la Fiscalía estatal, muestra lo que podría ser otro caso de padres primerizos y con problemas de adicciones. Un padre de 27 años y una joven madre de apenas 19 evidencian una clara desigualdad emocional y psicológica entre ambos, seguramente los problemas económicos, el consumo de drogas, alcohol y un maltrato psicológico por parte del varón volvieron a la madre víctima y victimaria de su pequeño, porque si ella permitió el maltrato a su pequeño, amenazada o no, sigue siendo complice.
El bebé de unos meses tenía un brazo roto, moretones, desnutrición y golpes en la cabeza, pruebas inequívocas de la ferocidad con la que era atacado porque el hambre, la sed o el sueño le provocaban llanto, lo que a su vez desataba la furia de uno de los dos padres, y porque decimos uno de los dos, porque no tenemos con certeza quien era el que ejercía los golpes, no podemos adelantarnos, lo que si estamos seguros es que uno lanzaba el golpe y el otro observaba sin hacer nada, igual de culpables los dos.
Este caso se suma a los de años anteriores con características similares, padres jóvenes sin trabajo, ni estabilidad económica y mucho menos emocional, dispuestos si a tener una pareja sexual activa pero no a asumir las consecuencias de sus actos. Pretextos habrá miles, justificaciones todas, pero sus desiciones los llevaron a matar a su propia sangre, así sin vueltas al asunto extinguieron la vida que ellos mismos ayudaron a traer.
Juzgar para muchos con una falsa moral será fácil, ejercer un objetivo punto de vista va a ser muy difícil, lo cierto es que a diario somos testigos de estas “parejas” que viven envueltos en relaciones ranciamente tóxicas y que tienen desenlaces fatales. Hay gente que por más cruel que suene deben de estar solas porque solo así se evita que le haga daño a otros, por eso la importancia de la salud mental, de cuidar la autoestima, de cuidar a nuestros seres queridos, y que su mente antes que su cuerpo este sana.