La inmunización RTS,S (Mosquirix) es segura y tiene una eficacia que ronda el 40%, por lo que ha sido aprobada para su utilización a gran escala como método complementario de prevención. El paludismo causa alrededor de 400.000 muertes anuales, la mayoría de niños africanos menores de cinco años.

La comunidad científica ha perseguido una vacuna contra la malaria durante más de 100 años. Ha sido una búsqueda que ha involucrado tantos millones de euros como horas de trabajo de científicos y epidemiólogos de todo el mundo, pero ya es una realidad: por primera vez. La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de dar su respaldo a una para que sea administrada a gran escala y que, por tanto, pueda agregarse —no reemplazar— al paquete básico de medidas preventivas y diagnósticas. Es la llamada RTS,S / AS01 de la farmacéutica GlaxoSmithKline, Mosquirix por su nombre comercial, y este miércoles ha hecho historia.

El director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha mostrado su satisfacción ante el anuncio. “Comencé mi carrera como investigador en malaria y anhelaba el día en que tuviéramos una vacuna eficaz contra esta antigua y terrible enfermedad. Hoy es ese día: un día histórico. La tan esperada vacuna es un gran avance para la ciencia, la salud infantil y el control de la enfermedad”, ha expresado en rueda de prensa este miércoles. “Su uso, además de las herramientas de prevención existentes, podrá salvar decenas de miles de vidas de los más jóvenes cada año”.

La inmunización que recomienda hoy la OMS actúa contra el parásito Plasmodium falciparum, transmitido al ser humano a través de la picadura de las hembras del mosquito Anopheles, el más mortífero del mundo y el más prevalente en el África subsahariana. En 2019 se produjeron 409.000 muertes por paludismo, el 94% de ellas en este continente, donde los niños son las principales víctimas: más de 260.000 africanos menores de cinco años fallecen cada año por esta enfermedad parasitaria que infecta a unas 200 millones de personas anualmente.

“Durante siglos, la malaria ha acechado al África subsahariana, causando un inmenso sufrimiento personal”, ha expresado en su intervención la doctora Matshidiso Moeti, directora regional de la OMS para África. “

Mosquirix fue desarrollada en el Centro de Investigación en Salud de Manhiça o CISM, en Mozambique, uno de los más eminentes espacios consagrados a la innovación médica y científica de África.

“Esta es una vacuna que se ha desarrollado en África, para niños africanos y con científicos africanos. Este campo de investigación está plagado de esfuerzos fallidos, y ahora tenemos una que ha demostrado su capacidad para prevenir enfermedades y muertes”, valoró, por su parte, este lunes la doctora Kate O’ Brien, directora del departamento de Inmunización de la OMS.

Tras tres décadas de investigación de esta vacuna, tras demostrarse segura y eficaz en ensayos clínicos, y tras la evaluación positiva en 2015 de la Agencia Europea del Medicamento, la OMS amparó un programa piloto para suministrarla en áreas seleccionadas de Kenia, Ghana y Malawi.

Financiada con 60 millones de euros por la Alianza para las Vacunas Gavi, el Fondo Mundial de Lucha contra el iSda, la Tuberculosis y la Malaria (FMSIDA) y Unitaid, la campaña arrancó con el objetivo de evaluar distintas cuestiones pendientes: la viabilidad de administrar las cuatro dosis recomendadas, el papel de la misma en la reducción de las muertes infantiles y su seguridad en el contexto del uso rutinario.

Una reducción de la mortalidad del 36% puede traducirse en decenas de miles de vidas salvadas cada año.

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