Ambos países retoman el diálogo en Washington con el objetivo de lograr la recuperación económica post pandemia.
México y Estados Unidos han dado un nuevo paso en el relanzamiento de sus relaciones. Las autoridades de ambos países han escenificado este jueves un nuevo gesto de cercanía con el retorno del Diálogo Económico de Alto Nivel (Dean).
Es el primero desde 2016, cuando Donald Trump retiró a Washington de la mesa con el argumento de que México se aprovechaba en la relación. La Administración de Joe Biden vuelve a la diplomacia en tiempos de crisis para procurar un trato de aliado al país vecino y hablar de la integración en los tiempos del T-MEC, el reciente tratado comercial de la región, y la recuperación económica de la pandemia, que ha afectado los mercados laborales y trastornado las cadenas de producción.
En esta primera sesión, México ha ofrecido mano de obra en un país que lleva meses sin poder ocupar millones de vacantes de empleo. “Hemos hecho una propuesta de inversión y de más visas de trabajo para construir una vía regular de migración económica para quien lo quiera”, ha dicho el canciller mexicano Marcelo Ebrard en una conferencia de prensa.
Kamala Harris, la vicepresidenta de Estados Unidos, ha sido la encargada de reactivar el diálogo. Biden ha puesto en sus manos la relación con México, una alta prioridad para Washington. “La estabilidad económica es uno de los intereses de Estados Unidos”, dijo Harris, quien visitó Ciudad de México en junio para reunirse con el presidente Andrés Manuel López Obrador. La vicepresidenta subrayó el compromiso adquirido entonces de reforzar las relaciones entre dos países por cuya frontera común pasan todos los días 1.000 millones de dólares en bienes. “18 Estados de Estados Unidos cuentan a México como su primero o segundo destino de exportaciones”, recordó en sus palabras iniciales.
El Dean, cree Tatiana Clouthier, la secretaria de Economía mexicana, será la plataforma que permita la “recuperación económica post pandemia”. Las autoridades estadounidenses han planteado a sus contrapartes cuatro estrategias. El primero se asegurará de mantener en buen estado las cadenas de suministro para evitar más disrupciones, esto incluye proyectos de infraestructura como la nueva garita Otay 2 en Tijuana y un nuevo puente internacional en Nuevo Laredo.
El segundo es la cooperación técnica en programas de proyectos productivos, que el Gobierno de López Obrador propone sean Jóvenes construyendo el futuro y Sembrando Vida en el sur y sureste del país. El tercero está dirigido a la ciberseguridad, una de las obsesiones de Washington tras el aumento de los ataques cibernéticos a empresas e infraestructuras estadounidenses. La cuarta será inversión y capacitación de mujeres, jóvenes e integrantes de la comunidad LGTBIQ+. México también quiere cerrar la brecha de los trabajadores que vienen a especializarse a Estados Unidos. Solo hay 15.000 mexicanos cuando un país asiático como la India aporta 360.000.
“De buen nivel y buen ánimo”. Es como Ebrard calificó el clima de entendimiento entre las delegaciones. “Hace mucho que no estábamos en una reunión así… antes no había diálogo”, dijo horas después de la reunión. A la mesa no llegaron los asuntos que tensan la relación. “No se tocó el tema de los Protocolos de Protección a Migrantes”, dijo Esteban Moctezuma, el embajador mexicano en Washington, en referencia a Quédate en México, un polémico programa de la era de Trump que un fallo judicial ha revivido y que obliga a México a recibir temporalmente a los solicitantes de asilo.
A pesar de los buenos ánimos, no hay fecha definitiva para la reapertura de la frontera común, que lleva más de un año cerrada por la pandemia, desde marzo de 2020.
“Lo más pronto que se pueda”, ha sido el deseo trasladado por el canciller mexicano a sus contrapartes. El tema de la frontera se tocó tangencialmente. Alejandro Mayorkas, el secretario de Seguridad Nacional, tuvo un asiento en la mesa como parte de la delegación de siete funcionarios estadounidenses, tres de ellos secretarios de Estado (Estado, Antony Blinken; Comercio, Gina Raimondo y Seguridad Nacional). Mayorkas es el encargado de supervisar la vigilancia en la frontera común, una zona caliente difícil de controlar para los demócratas en los siete meses que llevan en el poder. Julio dejó nuevamente la mayor cifra de cruces en dos décadas con 212.672 encuentros en la línea, casi un 13% más que en junio. Entre estos, 18.962 fueron con menores no acompañados, la cifra más alta registrada en todo el año. Los mexicanos encabezan la lista de quienes cruzan. A la espera de los datos de agosto, las autoridades estadounidenses reportaron en julio 59.762 encuentros con ciudadanos del país del sur. Casi todos son adultos que hacen el cruce solos. La cifra representa una caída del 84% desde el máximo registrado en mayo, de 70.845 encuentros.
El presidente López Obrador piensa que este flujo fronterizo puede ser utilizado en favor de Estados Unidos. “Con todo respeto estoy planteando al presidente Biden en la carta que de dónde va a salir la fuerza de trabajo para realizar su importante plan de fortalecimiento de la infraestructura, ¿de dónde van a salir los trabajadores de la construcción?… ¿Qué se hace sin los trabajadores?”, cuestionó el presidente mexicano la mañana de este jueves. Una copia de esa carta fue entregada al secretario Antony Blinken por el canciller Ebrard, que ha insistido en que reuniones como la de hoy ayudan a crear “una visión de futuro” común.
El Departamento del Trabajo informó esta semana que, hasta finales de julio, había 10,9 millones de vacantes en el mercado laboral estadounidense, una cifra más alta que los 8,7 millones de desempleados en el país. A inicios de este mes, algunas organizaciones de transporte de mercancías reportaban que hay una escasez de 60.000 choferes de tráileres. Algunas compañías han solicitado a Washington ampliar la cuota anual de 40.000 visas para este tipo de trabajadores. Los conductores de México, Canadá y Sudáfrica están entre quienes se podrían beneficiar si es que el Gobierno de Biden abre el grifo para llenar estas posiciones de forma temporal.
En las próximas semanas se llevarán a cabo una serie de proyectos que puedan afianzar las estrategias mencionadas, cuyos objetivos serán revisados por los secretarios de Estado en un año en Ciudad de México.