Ante el acecho de aviones y drones espía de Estados Unidos, la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa) opera “al 100%” el sistema de vigilancia del espacio aéreo para detectar e interceptar aeronaves sospechosas y no autorizadas para volar en nuestro país.
Consultada al respecto, la dependencia respondió que desde el Centro Nacional para la Protección y Vigilancia del Espacio Aéreo (Cenavi) se monitorea y protege el cielo mexicano con tecnología satelital, radares y aviones tripulados y no tripulados.
El Cenavi sustituyó el año pasado al Sistema Integral de Vigilancia Aérea (SIVA) para inhibir y contrarrestar las aeronaves ilícitas que atentan contra la seguridad nacional, y cuenta con personal que opera radares militares y civiles en las fronteras norte y sur para detectar todo tipo de aeronaves que ingresen de manera irregular al Espacio Aéreo Mexicano, como las que utilizan los grupos criminales para traficar cargamentos de droga.
Una vez que se lleva a cabo la detección, se procede a solicitar a la tripulación que se identifique, y si se logra ahí se detiene el procedimiento. Sin embargo, si continúa sin identificarse, se pasa a la segunda fase que consiste en interceptarlo; este procedimiento se lleva a cabo con aeronaves como el Embraer Emb-145 que acuden al punto donde está la aeronave sospechosa.
Ante la problemática del narcotráfico que afecta a nuestro país, el Cenavi tiene identificadas rutas de vuelo y aterrizajes de los aviones que se encuentran vinculados con la delincuencia organizada.
En promedio, el sistema de vigilancia del espacio aéreo del Ejército Mexicano intercepta tres vuelos sospechosos al mes, la mayoría del crimen organizado que intenta trasladar droga desde Centroamérica y Sudamérica a Estados Unidos.