Edición Calaveritas 2024, Parte I 

Por:Aarón Quiñones 

En los campos de cempasúchil camina una Doctora que dijo venir a hacer su propia historia, 

en los primeros días no se ha acordado qué ella no es la obradora.

Los muertos de Chiapas hasta Tijuana la solicitan, por que el anterior jefe otras cifras tenia, 

tanto fue el fallo matemático que por darles abrazos, ya no supo lo que hacía.

Hoy el diablo anda suelto en el cerro, y la científica no sabe cómo detenerlo

se trajo a un huesudo guapo y famoso que hasta ahorita no ha hecho nada, hay que reconocerlo.

A la jefa de la coleta se la llevó la calaca porque está ocupada en que los muertos de la Cuarta dominen

en su camino que empieza olvidó que ella está para todos, y no solo para los que la afirmen.

Preocupada por darle gusto a un catrín retirado, Doña Claudia Sheinbaum no ha gobernado

en Durango tiene un grupo de seguidores un poco atolondrado.

El grupo de grillos de la tumba se ofendieron con un video sin chiste,

por andar de llorones la muerte ya los metió en el chisme.

Sino se ponen a trabajar a otro panteón van a dar,

al rincón de los olvidados donde los políticos sin ideas propias tienen que parar.

Esteban Villegas cantaba y cantaba por las calles de Durango, cuando la calaca se decidió a llevarlo,

en el más allá no lo aceptaron por que él se comprometió con su pueblo y solo no va va a dejarlo.

A todos lados camina con una catrina muy fina, la Señora Marisol que con su propia luz brilla,

el de San Juan del Río sabe el tesoro que tiene, le pidió que sonrisas le dé a los niños de la Villa.

Los catrines de otros pueblos están celosos del Mero Mero y sus esfuerzos 

solo basta recordar que en el país ya solo quedan dos como ellos.

Aunque no tiene el apoyo de la Cuarta, le ha hecho la lucha a todo 

no va a dejar su pueblo quede sin programas porque para el Movimiento no representa votos.

Déjense ya de cosas gritó el gobernador cantante que más que colores se necesitan representantes,

el del Bicentenario necesita ayuda de las calaveras legisladoras, todos truchas, no se hagan guajes.

Calaveras chulas desfilan por el campo santo, las coordina un tal Toño Ochoa, todo un caballerango,

el águila de corazón busca renovar sus votos con la reina que se caso, la ciudad de Durango.

En su matrimonio varios sepultureros se han querido meter, no les alcanza el carisma hay que reconocer,

por eso la misma muerte vino a buscarlo, quiere acompañarlo hasta verlo perecer.

En la calle la huesuda persiguió al alcalde Toño para que a los comedores comunitarios la invite,

un buen taquito quiere echarse, ahí junto a los niños y sus madres, ahí te dan comida para que el hambre se te quite.

Para tener contenta a su gente el catrín Toño se ha planeado, darle un hospital al tesoro de Durango

en casi 40 años ninguna otra calavera pudo, este año con ahorros Hospital 460 andamos estrenando.

A la tierra de los alacranes cada año por estas fechas bajan los muertos,

muertos, pero no ausentes los políticos que ahora quieren su hueso.

Tal es la historia de un galeno muy destacado en su área,

que por hacerle al vivo se lo llevó la calaca.

Este renombrado mata sanos anda con la bata por todas partes, 

se la pone aunque siendo oftalmólogo, también atiende accidentes.

La huesuda fue insistente en su caso, por no obedecer en su primera alcaldía se fue al fracaso

de espíritu indomable ha cambiado de ataúd cada cierto tiempo, lo que a la gente le da mucho desconcierto.

Este año busca salir de la tumba y amparado por la Morena no regresarse,

porque con la alcaldía el Doctor Enríquez busca quedarse.

Entre los rincones del cementerio una trabajadora mujer hace mitote,

desde hace años Ali Gamboa  sueña con subir un escalón grandote.

Suma y suma, pero nada más nada, la calaca no le da el visto bueno para que salga,

ha sufrido las tentaciones de un hombre de las grandes ligas, pero no hay pero que valga.

En la cuna de la Cuarta le dijeron que para entrar hay que hacer fila,

lo que no saben es qué ella tiene conectes con la huesuda que la perfila.

Así como puede esperar su turno para ese gran suceso, puede alocarse por el hueso,

si hace enojar al Mero Mero, la muerte no tiene retroceso.

El mero mero, despacha desde el bicentenario a él hay que convencerlo,

sino se pone trucha por más que sume, reniegue o se ofusque, hasta el ataúd anda perdiendo. 

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