Tal como sucede cada 19 de septiembre, el presidente de México en turno encabeza una ceremonia en el Zócalo capitalino con el objetivo de conmemorar a las víctimas de los terremotos sucedidos un día como hoy pero de 1985 y posteriormente en 2017. Este 2024, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) encabeza su última ceremonia como presidente, por lo cual, acompañado de diversos funcionarios del gabinete presidencial, así como elementos de las Fuerzas Armadas, izó la bandera a media asta y presentó sus respetos a los ciudadanos afectados por estos fenómenos naturales.

Cabe destacar que, durante la conferencia de prensa conocida como La Mañanera del miércoles 18 de septiembre, el fundador del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), adelantó a los representantes de la prensa que estaría presente en dicha ceremonia, aunque no dio detalles respecto a quienes lo acompañarían.

El 19 de septiembre es una fecha significativa en la historia de México debido a dos sismos devastadores que ocurrieron con 32 años de diferencia, en 1985 y 2017.

El 19 de septiembre de 1985, a las 07:17 horas, un terremoto de magnitud 8.1 sacudió la Ciudad de México. El epicentro se localizó en la costa del Pacífico, cerca de Michoacán. Este sismo causó estragos importantes en la capital del país, con un saldo estimado de 10 mil muertos, miles de heridos y un elevado número de edificaciones colapsadas.

Tras registrarse daños estructurales en hospitales, escuelas y viviendas en general, se desplegó un fuerte operativo de ayuda, al tiempo que la tragedia expuso la falta de preparación y respuesta de los sistemas de emergencia. Sin embargo, destacó el surgimiento de la solidaridad y organización ciudadana.

Tras el sismo, se implementaron nuevas regulaciones en la construcción y se creó el Sistema Nacional de Protección Civil, aunque con el paso del tiempo, diversos fenómenos naturales de este tipo siguieron causando afectaciones en la infraestructura de la urbe.

Exactamente 32 años después, el 19 de septiembre de 2017, a las 13:14 horas, un sismo de magnitud 7.1 volvió a golpear el centro de México. El epicentro se ubicó entre Puebla y Morelos y este terremoto causó nuevamente un número significativo de víctimas y daños materiales, aunque las medidas de construcción y respuesta implementadas tras el sismo del 85 lograron mitigar en parte su impacto.

Para ese entonces, se reportaron 369 muertos y más de seis mil heridos, al tiempo que alrededor de 44 edificios colapsaron en la Ciudad de México, y muchos más resultaron dañados.

La sociedad civil nuevamente mostró una notable capacidad de organización, apoyo e intervención inmediata, a la par que el uso de redes sociales y aplicaciones móviles facilitó la coordinación del rescate y la ayuda humanitaria.

Ambos eventos destacaron la vulnerabilidad sísmica de México, pero también la capacidad de resiliencia y solidaridad de su población.

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