Fue instantánea la reacción al concluir el primer debate presidencial: el mandatario Joe Biden debe contemplar retirarse de la contienda o los demócratas serán derrotados en noviembre ante un candidato republicano cuyas mentiras espectaculares y mensaje xenofóbico dominaron el intercambio durante 90 minutos.

No es que el contrincante Donald Trump haya sido tan bueno –hizo justo lo que se esperaba– sino que Biden fue mucho peor, a tal extremo que políticos demócratas y prominentes comentaristas liberales coincidieron en que no sólo fracasó en su meta básica de asegurar a votantes que dudan de sus capacidades físicas y mentales, sino que detonó la alarma dentro de su partido con llamados públicos a sustituirlo como candidato lo más pronto posible.

Trump y sus asesores estaban felices con la noche. En un espectáculo visto por 48 millones de personas, el mensaje central del ex presidente fue culpar a los migrantes de todos los males de Estados Unidos, desde los índices de criminalidad a la economía, la crisis del seguro social, al medio ambiente, a la seguridad nacional. Reiteró ese mensaje en casi cada oportunidad, en por lo menos 15 ocasiones, y sin importar la pregunta. Están matando a nuestra gente en Nueva York, en California, en cada estado de la unión porque ya no tenemos fronteras. Acusó que los únicos empleos creados por Biden fueron para indocumentados, y que los millones y millones que ingresan por las fronteras abiertas por Biden se están robando empleos de latinos y afroestadunidenses.

Trump, como es su costumbre, rechazó todo de lo que se le acusa, desde sus actos instando un golpe de Estado el 6 de enero de 2021, a sus juicios, a que se acostó con una estrella pornográfica, y sus mentiras. Abrumó el debate con falsedades y engaños que seguramente agotó a los verificadores de sus declaraciones en los medios.

Pero aún más notable fue que Biden no logró un ataque efectivo contra la xenofobia, las posiciones ultraderechistas y los infundios incesantes. No fue por falta de preparación, ni que no supiera cómo enfrentarlo –lo había hecho durante los recientes cuatro años– sino que no podía articular su discurso, o sea, no se le entendía, y a veces no podía llegar al final de sus declaraciones. Tal vez una de las frases más repetidas por comentaristas fue una de Trump: Realmente no sé que acaba de decir (Biden) al final de esa frase, y creo que él tampoco.

O el comentario de Fue el peor desempeño de cualquier debate de una elección presidencial en la historia moderna de Estados Unidos, del veterano periodista Jeff Greenfield en Politico.

The New York Times, en su editorial, fue más allá y recomendó que Biden se retire de la contienda. El rotativo más grande del país encabezó el artículo de opinión de la casa editorial así: Para servir a su país, el presidente Biden debería de dejar la contienda. El Times argumentó que “si el riesgo de una segunda presidencia de Trump es tan grande como él dice –y estamos de acuerdo en que el peligro es enorme–, entonces su dedicación a este país lo deja a él y a su partido con sólo una opción: reconocer que Biden no puede continuar esta contienda, y crear un proceso para seleccionar a alguien más capaz para derrotar a Trump en noviembre”.

Nate Silver, influyente analista y experto en tendencias estadísticas en elecciones, publicó en su sitio Silver Bulletin: “Fue peor de lo que jamás imaginé –y estaba esperando que le fuera mal. Es hora de que Biden considere lo que es mejor para su partido, lo que es mejor para el país… y eso es dejar de buscar ser presidente hasta que tenga 86 años”.

El reconocido periodista y analista Mehdi Hasan escribió en su sitio digital Zeteo: Uno tiene que ser ingenuo para pensar a estas alturas que Biden es, en este momento de su vida, la mejor persona que pueden ofrecer los demócratas contra Donald Trump, un fascista, opinó.

Los principales medios del país reportaron sobre lo que llamaron alarma o pánico dentro del Partido Demócrata y sus aliados.

Algunos periódicos y revistas publicaron notas sobre quiénes podrían ser sustitutos viables de Biden entre los demócratas.

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