Los atentados que los rusos creían exclusivos de Occidente estremecieron la noche de este viernes Moscú y dejaron, según el FSB (siglas en ruso del Servicio Federal de Seguridad de Rusia), un saldo preliminar de al menos 60 muertos y más de 100 heridos de bala o fragmento de granada.

Los hechos ocurrieron después de que un grupo de hombres armados y vestidos con uniformes de camuflaje –al menos 4, pero no se excluye que hayan sido más– irrumpieron en la exclusiva sala de conciertos Crocus City Hall y abrieron fuego indiscriminado contra las personas que ocupaban sus asientos en espera de que empezara el concierto del grupo de rock Picnic de San Petersburgo.

El Comité de Instrucción de Rusia (CIR), que de inmediato se hizo cargo de la investigación, confirmó el estallido de varias granadas, detonadas paulatinamente, y no descarta que también se haya usado un lanzallamas, por el grado de intensidad del incendio que se expandió en el techo de la sala que acabó por derrumbarse.

El ataque en el inmenso edificio, que también alberga supermercados, tiendas de lujo, cines y restaurantes, se centró en la sala de conciertos, pero testigos contaron que las primeras ráfagas de fusiles automáticos se escucharon en el vestíbulo, después de que los asaltantes mataron a los guardias de seguridad del recinto, junto a los arcos detectores de metales.

Los bomberos lograron sacar a 100 personas que quedaron atrapadas al refugiarse en el sótano, donde hacia las 23:30, hora de Moscú, todavía permanecían cerca de dos centenares más. Cerca de 70 ambulancias, según la agencia noticiosa TASS, acudieron al lugar de los hechos, mientras unidades especiales del FSB y el ministerio del Interior seguían recorriendo el edificio en busca de asaltantes que pudieran haberse escondido. También artificieros revisaban las instalaciones y los vehículos de los estacionamientos, por si hubiera bombas instaladas.

Las autoridades suspendieron todas las actividades de masas este fin de semana, medida que secundaron al menos un tercio de las 83 entidades que tiene la Federación Rusa, entre otras San Petersburgo, Kursk, Murmansk, Chechenia y Osetia del norte.

El vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, se limitó a informar que el presidente Vladimir Putin estaba al tanto de lo sucedido y había dado instrucciones a los ministros que acudieron al lugar de los hechos.

El alcalde de Moscú, Serguei Sobianin, tras expresar sus condolencias a las familias de las víctimas, dio instrucciones de reforzar la vigilancia en los aeropuertos de la capital y las estaciones ferroviarias.

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