Internacional

El pontífice dijo estar «triste y consternado» por el asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas en Chihuahua.

El papa Francisco denunció la violencia que azota a México y lamentó la muerte de dos de sus «hermanos» jesuitas; Javier Campos Morales, de 79 años, y Joaquín César Mora Salazar, de 80, fueron asesinados el lunes en el interior de la iglesia de Cerocahui, Chihuahua junto con un guía turístico.

«¡Cuántos asesinatos hay en México!», afirmó. «Una vez más, repito que la violencia nunca resuelve los problemas, solo aumenta el sufrimiento inútil».

El pontífice ofreció sus oraciones a la comunidad jesuita al final de su audiencia general semanal y dijo que estaba «triste y consternado» tras enterarse de los asesinatos de los sacerdotes mexicanos.

Según las autoridades, al parecer, un hombre que estaba siendo perseguido por una banda de narcotraficantes se había refugiado en el templo, y los agresores lo abatieron a él y a los sacerdotes cuando lo encontraron.

Francisco atendió a drogadictos cuando era arzobispo de Buenos Aires y durante años ha condenado a los «traficantes de la muerte» que alimentan el comercio de la droga, que ha achacado al «diablo» y a la sed de dinero. Durante una visita a México en 2016, instó a los mexicanos a evitar el narcotráfico.

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