La misa por el fallecido duque de Edimburgo no solo sirvió para reunir a casi todos los miembros de la familia real británica y a representantes de otras monarquías europeas, también marcó la primera aparición pública del príncipe Andrés tras resolver por medio de un acuerdo extrajudicial la demanda interpuesta en su contra por Virginia Giuffre.

Madre e hijo llegaron a la abadía de Westminster en el mismo coche, en el que viajaron a Londres desde Windsor, y Andrés se encargó de escoltarla del brazo hasta su asiento.

Andrés había permanecido apartado de sus antiguas responsabilidades institucionales y de la agenda de La Firma mientras se aclaraba si se enfrentaría o no en un juicio a la mujer que sostiene que abusó de ella cuando era menor de edad, algo que no acabó ocurriendo a cambio de que él realizara una gran donación a una organización creada por ella para apoyar a los supervivientes de violencia sexual y reconociera su sufrimiento como víctima de abusos.

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