Internacional
Ante miles de fieles en la Basílica de San Pedro el papa Francisco consagró al Inmaculado Corazón de María el pueblo ucraniano y el pueblo ruso.
La liturgia por la paz se celebró al mismo tiempo en la Basílica de San Pedro del Vaticano y en Fátima (Portugal), donde el papa Francisco envió al limosnero papal, el cardenal Konrad Krajewski, pero además el papa había pedido en una carta a todos los obispos y los fieles del mundo que se unieran al acto.
El papa Francisco consagró Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María en una ceremonia en el Vaticano, en la que pidió la paz y condenó la destrucción de la guerra.
“La guerra atroz que se ha abatido sobre muchos y hace sufrir a todos, provoca en cada uno miedo y aflicción. Experimentamos en nuestro interior un sentido de impotencia y de incapacidad”, dijo el pontífice en su homilía.
El papa afirmó que “las seguridades humanas no son suficientes” y se necesita “la presencia de Dios, la certeza del perdón divino, el único que elimina el mal, desarma el rencor y devuelve la paz al corazón”.
La Conferencia Episcopal ucraniana había solicitado al papa que consagrara al Inmaculado Corazón de María a los dos países contendientes “tal y como pidió la Santísima Virgen en Fátima”, en referencia a las supuestas revelaciones que la Virgen entregó a tres jóvenes pastores en la localidad portuguesa de Fátima en 1917.
La Virgen, según el segundo misterio, exigió la consagración de Rusia, que aquel año empezaba la revolución que desembocaría en su etapa soviética, o de lo contrario el país “difundiría sus errores por el mundo promoviendo guerras y persiguiendo a la Iglesia”.
El papa Pío XII ya consagró este país el 7 de julio de 1952 en su Carta Apostólica “Sacro vergente anno” y el 21 de noviembre de 1964 Pablo VI la renovó, en el marco del histórico Concilio Vaticano II.