En un tranquilo lugar de las Midlands, el artista Jonny Ambrose da los últimos retoques a un encargo. De las paredes de su estudio, situado en el campo de Warwickshire, cuelgan docenas de obras de arte tridimensionales similares. Se trata de esculturas que representan siluetas y detalles de coches clásicos de serie y de carreras.

Es un tipo de arte automovilístico único que ha ido ganando adeptos en todo el mundo, entre los que figuran coleccionistas que encargan interpretaciones de sus propios vehículos junto con algunos iconos del automovilismo del siglo XX. Y Porsche es, casualmente, la marca más recurrente para Jonny.

Ambrose descubrió su afición por el arte automovilístico en la infancia, tras quedar fascinado con las formas y decoraciones de los monoplazas de Fórmula 1 de la década de 1970. La pasión se mantuvo intacta a lo largo de sus años de estudiante, lo que finalmente le llevó a cursar Bellas Artes en la Universidad de Nottingham a principios de los años 90.

Para el proyecto de fin de carrera, Ambrose presentó esculturas de casi dos metros de altura inspiradas en automóviles, varias de las cuales terminaron expuestas en el antiguo Museo del Gran Premio, situado en el circuito británico de Donington Park.

Los materiales que elige son parte de su magia. Al artista le gusta yuxtaponer la calidez orgánica de la madera con la precisión clínica de lo hecho por el hombre, y recientemente ha comenzado a experimentar con la impresión 3D. Sus primeras creaciones pertenecen a una serie de pequeños modelos basados ​​en el 917, entre los que figuran desde las primeras versiones de cola corta hasta el posterior 917/30 Can-Am Spyder. Todos ellos están casi imperceptiblemente estirados y aplanados para acentuar la sensación de movimiento.

Los procesos automatizados de CAD y de impresión láser quedan complementados por otros más tradicionales, que evidencian el interés de Ambrose por la artesanía. Esto, por ejemplo, se ve en la habilidad de curvar madera con vapor, un proceso minucioso que produce formas complejas que no se pueden replicar con métodos más modernos.

Su próximo proyecto, actualmente en las primeras fases de diseño, promete ir más allá. “Mi objetivo es hacer un modelo a gran escala en la misma línea del 917”, dice, “que, con suerte, será la pieza central de una exposición o espectáculo. Porsche celebra el 40º aniversario del 956 el próximo año, lo que supone una propuesta tan fascinante como desafiante para mí. La de este coche es otra bonita e inconfundible silueta con otra historia de fondo extraordinario. Estoy deseando ver cómo evoluciona el proceso”.

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