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El periodista Roberto Toledo fue acribillado este lunes a la salida de su oficina en Zitácuaro, Michoacán.

Se trata del cuarto ataque contra la prensa en lo que va del año en México, el país más mortífero del mundo para los medios de comunicación, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), por sus siglas en inglés.

El Comité para la Protección de los Periodistas ha contabilizado desde 1992 y hasta 2021 el asesinato de 138 informadores en México. Artículo 19, una organización mexicana defensora de la libertad de expresión, computa cifras todavía más altas: 145 desde 2000. 28 de ellos durante el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El vocero de la presidencia, Jesús Ramírez, ha condenado el asesinato y ha asegurado que el Gobierno no permitirá impunidad en el caso.

La Fiscalía de Michoacán ha abierto una investigación para esclarecer el crimen siguiendo el protocolo de delitos en agravio de periodistas y se han incautado dos motocicletas en las que supuestamente viajaban los asesinos. Por el momento, no hay detenidos.

Toledo, de 55 años, fue acribillado en la cochera de su oficina, en la colonia Moctezuma Oriente, por tres sujetos armados que le atacaron a quemarropa y se dieron a la fuga. Pasada la una de la tarde, el periodista moría en un hospital de Zitácuaro como consecuencia de las heridas de bala. Ocho balazos acabaron con su vida.

Igual que sucede en el caso de otros miembros de la prensa asesinados que formaban parte del mecanismo de protección de periodistas, los integrantes de Monitor Michoacán habían contactado a la secretaría de Gobernación para alertar del riesgo en el que se encontraban. “Nosotros no estamos armados, nuestra única defensa es una pluma”, ha expresado Linares.

Jan-Albert Hootsen, representante del CPJ, señala que México es la única nación donde los niveles de violencia letales contra los comunicadores se han mantenido con los distintos gobiernos: “La violencia es una constante. Y la conclusión después de tres años de Gobierno de López Obrador es que no solo no ha podido resolver las decenas de asesinatos de periodistas, defensores y activistas, sino que ha hecho muy poco para prevenirlos”.

El asesinato de Roberto Toledo se produce una semana y media después de la conmoción que han dejado las muertes de Margarito Martínez, Lourdes Maldonado y José Luis Gamboa. Todos ellos periodistas asesinados. Los dos primeros en Tijuana y el tercero en Veracruz.

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