El grupo que salió de Tapachula el jueves formado por venezolanos, haitianos y centroamericanos, espera unirse al de Veracruz para continuar este lunes su marcha hacia Estados Unidos.
Divididas y extenuadas, las dos caravanas que salieron la semana pasada de Tapachula, en la frontera con Guatemala, continuarán camino la madrugada de este lunes en dirección a la frontera con Estados Unidos. Unas 1.500 personas entre los que están en Chiapas, Oaxaca y Veracruz anunciaron que vuelven a la carretera después de hacer un alto en poblaciones como Huitxla o Acayucan.
La que salió el jueves de Chiapas, compuesta principalmente por haitianos, centroamericanos y venezolanos, hicieron un alto puntual a la intemperie para recuperar fuerzas después de cuatro días de caminatas bajo temperaturas de más de 30 grados.
Los migrantes, a quienes se les impidió tomar cualquier tipo de transporte público o privado han recorrido 76 kilómetros en tres días pero muchas mujeres y niños mostraron síntomas de agotamiento y enfermedad por lo que decidieron detenerse algunas horas.
La dureza de camino ha ido reduciendo el grupo original y más de la mitad han desertado. Según datos del Instituto Nacional de Migración, el 50% de los migrantes abandonaron la ruta a medida que avanzaban y se acogieron a las tarjetas de visitantes por razones humanitarias entregadas por el Gobierno.
Esta estrategia continúa en territorio veracruzano, logrando así que el contingente disminuya en número cada vez más. Según el Instituto Nacional de Migración, 1.500 personas se acercaron voluntariamente y pidieron tarjetas humanitarias.
Por su parte, Luis García Villagrán, uno de los organizadores, criticó a las autoridades y a la Guardia Nacional, sobre quienes dijo “mantienen una presencia intimidatoria”. Según García Villagrán “Han estado deteniendo gente, sobre todo a los que se van rezagando; los regresan a Tapachula y luego a Ciudad Hidalgo, pero el sábado se unieron más migrantes a la caravana”.
Según sus datos entre el 20% y 30% de las cerca de 3.000 personas que salieron en la caravana son venezolanos y desde su salida de Venezuela, que hoy celebró elecciones regionales, han sufrido asaltos y violaciones principalmente en la región de Darién, en Panamá. Esta caravana es la segunda más grande que sale desde Tapachula en un solo mes y llegó el sábado hasta Villa Comaltitlán en Chiapas.
En paralelo a este grupo, otro contingente avanza por Veracruz y descansó el domingo en Acayucan tras pasar por Sayula donde recibieron comida y ropa en algunas de las iglesias que hay en el camino.
Los migrantes, no obstante, no quisieron dormir en ninguno de los espacios habilitados por los alcaldes que encontraban en el camino como polideportivos o salones de fiestas. “Quieren dormir en espacios abiertos porque tienen miedo a que en un lugar cerrado los detengan y ya no los dejen salir”, dijo Javier Gastón González, director de Protección Civil de Acayucan.
En la plaza central de esta localidad unos 500 migrantes hicieron fila este domingo para comer los tacos que la población aportó. Su estrategia es esperar al grupo que viene detrás para engrosar un grupo más amplio.
Pero si hasta aquí llegaron enfermos, agotados y sin dinero, en la frontera norte les espera un panorama peor. La policía de Texas blindó la frontera entre las ciudades de Eagle Pass y Piedras Negras con contenedores de carga ante la posible llegada de la caravana.
El blindaje de la frontera es parte de la estrategia de seguridad llamada Lone Star (Estrella Solitaria), que implementó el gobernador de Texas, Greg Abbot, quien movilizó al Departamento de Seguridad Pública del estado (DPS). Su intención es impedir que se repitan las escenas de septiembre, cuando cerca de 20.000 haitianos llegaron al cruce fronterizo Ciudad Acuña-Del Río.
A pesar de todas las complicaciones del camino, el masivo éxodo de centroamericanos que huyen de la violencia, el hambre y las sequías provocadas por el cambio climático no se detiene y utiliza cualquier recurso.