Cine.

La actriz llega a un acuerdo con el estudio, al que denunció por el perjuicio económico de la decisión de distribuir simultáneamente ‘Viuda negra’ en salas y en su plataforma digital.

La pelea titánica entre Scarlett Johansson y la todopoderosa Disney, que prometía cambiar las reglas del juego en Hollywood para siempre, ha acabado en tablas.

La actriz y el estudio anunciaron en la tarde del jueves (madrugada del viernes en España) la firma de un acuerdo para aparcar la demanda que la intérprete interpuso en julio en el Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles ante la decisión de la compañía de estrenar simultáneamente Viuda negra, taquillazo protagonizado por la actriz, en las salas de cine asediadas por la pandemia y en el servicio de streaming del gigante del entretenimiento.

Johansson reclamaba una compensación por el perjuicio que ese cambio de planes, pensado para impulsar la plataforma digital Disney +, iba a causar a su bolsillo.

En el contrato firmado hace cuatro años, un porcentaje de los ingresos con los que contaba la protagonista debía provenir de lo recaudado en los cines; por aquel entonces, única ventana de estreno para la película.

Como casi todo en esta historia, que los analistas corrieron este verano a fijar como un antes y un después en la industria, la cifra de dinero que la ha empujado a cambiar de idea no se ha hecho pública. Tampoco se llegó a saber cuánto estaba perdiendo la actriz, que cobró, según ventiló la productora en una maniobra inédita, 20 millones de dólares de sueldo base (17,2 millones de euros), salario situado en lo alto de la tabla en Hollywood.

La prensa especializada calculó entre 30 y 50 millones la merma en los ingresos de la intérprete como consecuencia del doble estreno. Viuda negra se puso a disposición de los usuarios de Disney + a un precio de 30 dólares (25,8 euros).

“Estoy muy contenta con que hayamos resuelto nuestras diferencias. Me enorgullezco increíblemente del trabajo llevado a cabo en estos años y he disfrutado mucho con la labor creativa desarrollada con el equipo. Espero que nuestra colaboración continúe por mucho tiempo”, ha dicho Johansson en un comunicado.

Alan Bergman, presidente de contenido de Disney Studios, se ha expresado en parecidos términos, también con el deseo de que la colaboración continúe en el futuro. Concretamente, con Tower of Terror, uno de esos proyectos de inspiración cruzada en los que todo queda en casa y que tanto gustan últimamente en la compañía: la película se basa en una atracción de Disneyworld, parque de atracciones de Orlando (Florida).

Visto en perspectiva, parecía claro que el estudio no podía cargar con la publicidad negativa de un enfrentamiento con una superestrella con la que muchos otros rostros conocidos no dudaron en solidarizarse. Y eso que antes de la pipa de la paz, Disney se mostró inusualmente beligerante con la actriz cuando esta interpuso la demanda; la acusaron de “cruel indiferencia ante los horribles y prolongados efectos globales de la pandemia” en el negocio de la exhibición cinematográfica.

Esos efectos fueron los mismos que retrasaron el estreno de la película. Estaba previsto para mayo de 2020 y finalmente llegó a los cines y a la plataforma el 9 de julio pasado. En su primer fin de semana, recaudó 80 millones de dólares en Estados Unidos, cifra decepcionante para una producción del universo Marvel (la novena en la que Johansson interpretaba el mismo personaje). En agosto, la compañía declaró llevar recaudados 125 millones en streaming y 367 en los cines. De nuevo, poco dinero comparado con el logrado por películas anteriores.

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