Nada mancharía más mi legado que ceder a presiones que buscan eliminar imparcialidad, afirma; «la división de Poderes no se defiende a tuitazos».

El ministro presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea defiende convencido su posición de no pronunciarse sobre el transitorio aprobado en el Congreso de la Unión que amplía su presidencia al frente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), porque, haberlo hecho como muchos actores se lo han pedido o exigido, hubiera resultado una verdadera intromisión. “La división de Poderes no se defiende a tuitazos, no se defiende a gritos”, asevera.

Afirma contundente: “Para quienes claman que el presidente de la Corte tome partido en la arena partidista y sume su voz a la de un sector de la sociedad, les reitero que eso no va a suceder».

“No seré rehén de quienes quieren convertir la independencia judicial en arma política. No voy a permitir que se me utilice como instrumento político”.

Lo primero que hay que decir es que la reforma legal aprobada el día de ayer es la más trascendente desde 1994.

Es una reforma de gran calado que sienta las bases para un poder judicial renovado y fortalecido, que cumpla con la promesa de alcanzar una justicia más igualitaria, más accesible, más cercana a la gente.

El artículo transitorio que se agregó de último momento, con el cual se busca ampliar el periodo en el encargo de los integrantes del Consejo de la Judicatura Federal, incluyendo su presidencia ­­—cabe aclarar que no se alarga mi nombramiento como ministro—, ciertamente quita el foco de la reforma y genera una discusión innecesaria, pero lo cierto es que las ministras y ministros con quienes he hablado sobre el tema coinciden conmigo en que corresponde al pleno de la Suprema Corte pronunciarse sobre la constitucionalidad de este precepto, a partir de los procesos constitucionales que se hagan valer en su contra.

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