Aunque hasta ahora el IMSS, el ISSSTE y la Secretaría de Salud, no han reportado ningún caso de intoxicación por consumo intencional de dióxido de cloro, este producto sí se distribuye y se consume en territorio nacional de forma ilegal en Internet y en algunos establecimientos de atención médica, donde son empleados como desinfectantes industriales.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) dice que “no recomienda utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral en pacientes con sospecha o diagnóstico de COVID-19, ni en ningún otro caso, porque no hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos”.
De acuerdo con la Agencia para Sustancias Tóxicas, “si usted se expone a cantidades muy altas de dióxido de cloro o clorito, podría sufrir falta del aliento y otros problemas respiratorios debido al daño que causan estas sustancias a la capacidad de la sangre para transportar oxígeno a través del cuerpo.”
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, no ha autorizado ningún registro sanitario de medicamentos que contenga en su formulación la sustancia denominada dióxido de cloro, clorito de sodio o sus derivados, por lo que su uso representa un riesgo grave para su salud.